Con el alba llegó el diablo.
Cabalgando al viento sobre alas grises, desciende para posarse sobre el altanero trono desde el que domina las tierras de su nuevo feudo.
Su mirada de fuego congela el alma y sabemos que pronto deberemos pagar el vasallaje para que él le ofrezca a su dama presentes de sangre.
Caer en la jaula de sus garras y morir despedazado por su hambriento pico; un sacrificio demasiado alto a cambio del derecho a unas tierras baldías.
Los súbditos lloramos, gritamos, temblamos ante cualquier sombra sobre nuestras cabezas y cumplimos con la ley de la vida, pero nuestro corazón sólo alberga el deseo del ocaso para que la bestia se marche.
Aunque el hambre retuerce las entrañas, permanecemos ocultos, inmóviles, deseando que llegue la noche para ser libres… aunque con la oscuridad reaparezcan otras pesadillas.
Amazing photos.
ResponderEliminarHave a nice weekend.