miércoles, 21 de agosto de 2013
LA PICACIÑA, LA ZORRA Y EL ALCARAVÁN
Era una picaciña, como una especie de urraca, que tenía el nido hecho en un
chaparro, en una encina pequeña. Y pasaba por allí tos los días la zorra, y le decía:
–Picaciña, dame un güevito,
que si no, con el rabo,
te tumbo el arbolito.
Pues la picaciña le daba un güevo. Y al día siguiente volvió otra vez la zorra con
el mismo cuento:–Picaciña, dame un güevito,
que si no, con el rabo,
te tumbo el arbolito.
Y entonces ya un día estaba mu seria, pues ya le quedaba uno solo, y tenía que
venir aquella mañana otra vez la zorra por allí. Y llega, pasa por allí un alcaraván y
dice:–Picaciña, ¿qué te pasa?, ¿cómo estás tan seria?
Dice:
–Porque me ha dicho la zorra que si no la doy un güevito me tumba el arbolito, y
viene tos los días a verme, y ya no me queda más que uno.
–Pos mira, la vas a decir
que segurones y fuerzas de hombres
son los que tumban las encinas,
y no con rabotazos
de zorras concubinas.
De modo que, cuando vino la zorra a por el último güevo, eso fue lo que
contestó la picaciña. Y dice la zorra:
–¿Y quién te ha dicho eso?
Dice:
–Mí compadre alcaraván.
De modo que la zorra fue en busca del alcaraván, dice:
–Pues ahora te vas a enterar por decirla eso a la picaciña, ahora mismo te como.Y le cogió en la boca.
Dice el alcaraván:
–Vale, vale, no me importa que me comas; pero los alcaravanes tenemos una
particularidad, tenemos un güeso que, si no abres bien la boca cuando me vayas a
comer, se te puede clavar y te puedes hacer daño, así que tienes que decir tres veces
muy alto “alcaraván comí”.
Claro, la zorra, ignorantemente, pues dijo eso:
–¡Alcaraván comí,
alcaraván comí,
alcaraván comí!
Y entonces el alcaraván salió volando, y dice:
–A otro, a otro,
pero no a mí.
Narrado por Juan Vaquero Moreno, 71 años, y por su hija Pilar Vaquero, 35 años
Torrecillas de la Tiesa (Cáceres), 17 de abril de 1999
"Te he dicho miles de veces que no enredes con las raposas"
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