Esta vez nos vamos a tierras danesas en busca de los astados vikingos.
Cada mañana, antes de amanecer salimos cargados con el equipo fotográfico en busca de estos animales que entre el claro-oscuro de las primeras horas llenan el aire de bramidos y golpes de cuernas.
No hace frio pero el ambiente es muy húmedo, propicio para despertar en los ciervos la necesidad de apareamiento y con ello la característica berrea que es lo que queremos captar.
Caminamos, y caminamos mucho siguiendo las huellas de los ungulados para encontrar el mejor ejemplar o el momento oportuno, cuando dos machos enfrentan sus armas y siempre llegamos demasiado tarde. Aunque alguna vez, las menos, estábamos en el momento justo.
